El arte de liderar

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Si hay algo de lo que se ha escrito mucho es sobre liderazgo. Podemos contar por miles los libros y artículos respecto a este tema. Sin embargo, aunque parezca extraño, muy pocos se refieren a lo que es el arte de liderar, la mayoría tratan más bien acerca de cómo conseguir autoridad informal. Ésta es muy importante en la vida, pero no es liderar. El poder ganar autoridad informal es, en muchos casos, la plataforma para poder ejercer con posterioridad el liderazgo.

Pero entonces, ¿de qué estamos hablando cuando decimos liderazgo?

Lo mejor será ilustrar la respuesta con un ejemplo. ¿Qué hace un candidato a Presidente de la República? Genera autoridad informal. ¿Y cómo lo hace? Obviamente generando expectativas, haciendo promesas electorales, promesas que en muchos casos llevarán a que los electores finalmente voten por él. Las campañas electorales no son más que generar autoridad informal a partir de la realización de promesas y de dar respuestas ante lo que la gente quiere, generando también confianza en que se tienen las competencias suficientes para poder cumplir con las promesas que se han hecho.

Una vez que el candidato es elegido Presidente, lo que todos esperamos es que cumpla con sus promesas. En ese momento, si el Presidente quiere hacerlo, debe saber que necesitará bajar las expectativas, ya que para poder cumplir con todo lo prometido requerirá de colaboración de la ciudadanía y de hacer los sacrificios necesarios. Para ello, requerirá de tener la valentía suficiente para mostrar cuál es la realidad, y no sólo bajar las expectativas mostrando que no existen las soluciones fáciles, sino que hacerlo de manera que los ciudadanos puedan tolerar el nivel de frustraciones que esto implica.

Ejercer el liderazgo requiere, en lenguaje coloquial, de contar la firme, decir la verdad y frustrar las expectativas, lo cual como ustedes comprenderán no es muy popular. A los ciudadanos no les gusta que les digan que tienen que sacrificarse y buscar las respuestas ellos mismos a los problemas. Por ello, por supuesto que en cuanto el Presidente comienza a ejercer liderazgo y, como dice el refrán, le pone el cascabel al gato, su buena percepción de parte de la ciudadanía comienza a bajar, pierde autoridad informal y pasa a ser más vulnerable.

Ejercer el liderazgo requiere de altas dosis de sacrificio y de ser muy vulnerable, ya que quienes van a seguir al líder ejercerán mucha presión para que no se hagan los cambios que se deben hacer, y no estarán en muchos cambios dispuestos a asumir los costos que ellos impliquen.

El liderazgo es, ante todo, conducir una empresa, un grupo, un país, de la situación actual a una situación distinta en la cual se espera que las cosas estén mejor. Y todo cambio tiene su resistencia, por lo quien quiera ejercer liderazgo, deberá estar dispuesto a enfrentar los sacrificios necesarios.

En otros post seguiremos comentando y trabajando el tema del arte de liderar.

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